jueves, 29 de enero de 2015

Semana sin ti

Tener que alejarme de ti es de las peores cosas que puede pasarme, echarte de menos me pesa como nada en el mundo, pero sé que debo hacerlo y que estos días estarás en las mejores manos, te cuidará quien adoras tanto y les darás a ellos todos los buenos momentos que me das a mi día a día.
Cuando vuelva te quiero en casa dándome la bienvenida como siempre, mientras tanto te pensaré cada segundo y pediré fotos tuyas para tenerte más cerca.

martes, 27 de enero de 2015

Cosas que me pierdo de ti

Ayer era día de baño para Enzo, y como tantas otras cosas, tuve que perdérmelo.
Llevo casi dos años quedándome al margen de muchos momentos suyos debido a esta rodilla que no termina de sanar, y eso me apena bastante. No me permite bañarlo como tocaba ayer, no puedo jugar con él a ser perros en el suelo, no puedo tampoco sacarlo en sus paseos ni cepillarlo ahora que está cambiando el pelo. Son tantas cosas, que me estoy perdiendo lo mejor de él, dos años de su vida que los he visto pasar desde la distancia, como si yo no hubiera estado aquí.
Y puede parecer una tontería, ya sabéis eso de que "es solo un perro" pero para mi él es parte de mi, y no poder disfrutarlo al máximo me entristece hasta puntos insospechados.

Un día más sea quizás, un día menos... pero ya no estoy tan segura de eso. Solo espero que cuando este recuperada él esté todavía a mi lado y pueda darle todo aquello que no le he podido dar.

Enzo en el baño de verano

martes, 20 de enero de 2015

Inteligencia natural

Normalmente, cuando Enzo se queda solo en casa, le dejamos su cama en el pasillo con todo cerrado menos la cocina, que es donde tiene el agua (y un saco de pienso de 18kg que nunca osa tocar) y cuando volvemos, oímos que se levanta y viene a saludarnos medio apoyándose en las paredes, lo que nos hace creer que se pasa el rato durmiendo como un tronco.
Hoy, mientras me vestía para salir, él me ha mirado y se ha dado cuenta de que se quedaba solo. Cuando me he puesto las zapatillas y me ha visto, se ha levantado y se ha ido al sitio donde solemos dejarlo. Yo no me iba todavía y él, al no verme llevando su cama, ha ido a la cocina como diciendo: a qué esperas! Así que he tenido que decirle que aún no era la hora: duerme un rato más, aún no me voy. Y tan pancho se ha vuelto a acostar hasta que llegó el momento de verdad.

Os puede parecer una tontería, pero a mi me recuerda lo inteligente que es, como asocia verme ya vestida con el hecho de irse al pasillo para pasar allí las siguientes horas sin tener que decirle absolutamente nada, y al no llevarle la cama, buscarme por si se me había olvidado.
La rutina en los perros, hace maravillas como ésta.

jueves, 15 de enero de 2015

Dormir contigo

No solemos dormir con Enzo en el sofá, pero ayer tuve la necesidad de subirlo y mimarlo como no había hecho desde hace tiempo.
Me encantó ese rato en el que mi cabeza estaba con la suya, y mi nariz enterrada en el pelo de su cuello, llenándome de su olor. Sentir en una mano su corazón palpitando tranquilo y en la otra su pata corriendo al compás de algún sueño... dormirme no más de cinco o diez minutos y despertarme después al notar que se acomodaba todavía más en mis brazos. Fue algo que me hizo renacer y mutar mis miedos, convertirlos en una sonrisa que ya me duró todo el día.
Al final me levanté y le dejé un rato solo, porque sé que disfruta estirándose todo lo largo que es, y después de nuevo a su cama.
Por cosas así son por las que él me da la vida, y yo le doy las gracias por hacerlo posible.